La accesibilidad universal es, sin duda, un principio inspirador en la actuación de los poderes públicos, para garantizar a las personas con discapacidad el libre y efectivo ejercicio de todos los derechos que les son propios. Una de las vertientes de este principio lo constituye el acceso a la cultura, siendo la lectura una de las herramientas más importantes como medio de enriquecimiento y desarrollo individual.
No obstante, el uso y disfrute de los libros puede ser inviable o, al menos, muy difícil para aquellas personas que padecen limitaciones intelectuales de diferente tipo e intensidad. Para corregir este problema se han planteado soluciones diversas, como la lectura de los llamados libros de lectura fácil, que son aquellos que por sus especiales características intrínsecas permiten una mejor comprensión de su contenido mediante el uso de textos estructurados para conseguir tal fin, haciendo uso de un lenguaje claro y sencillo, especialmente adaptado para personas con discapacidad intelectual así como, en general, para aquellas otras que sufran algún tipo de dificultad lectora.
Entre las personas que pueden beneficiarse de estas lecturas se encuentran las que padecen TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad), TEA (autismo), síndrome de Asperger, síndrome de Down, o síndrome de Tourette y aquellas con problemas de aprendizaje más o menos intensos, como la afasia o la dislexia, incidiendo de manera especialmente positiva en la infancia, por ser esta una etapa vital en la que la estimulación intelectual mediante la lectura resulta tan efectiva como trascendente.
Los socialistas lumbrerenses consideran que una respuesta integral a las citadas dificultades debería exigir que no solo los libros, sino también otros textos y documentos (tales como los formularios dirigidos a las administraciones públicas, páginas web, documentos de personas jurídicas, etc.) tuvieran su correlativa versión en lectura fácil. No obstante, este tipo de lectura, más inclusiva y accesible para todos, es un primer y trascendente paso que los poderes públicos y, desde luego, el ámbito municipal, como entidad más cercana al ciudadano, deberían asumir.
Según María Rosa García: "Presentamos una moción para solicitar que se incremente la oferta de libros de lectura fácil, así como su difusión y conocimiento, para que se pueda ampliar el uso, alquiler y disfrute de este tipo de lecturas entre las familias. El coste de estos libros es similar al de cualquier otro, con lo que el gasto de su adquisición resultaría plenamente asumible. Además de lo anterior, proponemos que se aumente el número de talleres (tipo cuentacuentos, por ejemplo) para personas con discapacidad intelectual y que se mejoren los canales de comunicación de la biblioteca para la adecuada difusión del fondo bibliográfico y las actividades culturales realizadas".